2010-01-26

¿Por qué los demócratas perdieron un escaño en el Senado de Massachussetts un estado progresista?

 ¿Por  qué los demócratas perdieron un escaño en el Senado federal por Massachussetts un estado progresista?

Porque  la Casa Blanca demócrata y el gobierno demócrata de Massachussetss han resultado en grandes fiascos para los electores que les llevaron al poder.  El índice de aceptación del gobernador Deval Patrick colapsó este año.  Los ciudadanos del Commonwealth han perdido la fe en la capacidad de su gobernador demócrata para controlar los excesos del gobierno, los impuestos y la crisis de presupuesto, según encuestas desde julio.  En noviembre la tendencia al rechazo se mantenía. La gente de Massachussetts conoce bien el plan de salud que aprobará Obama, pues el del estado ha servido de modelo: sin opción pública, sin controles efectivos a los precios de las aseguradoras que suben en espiral, con recortes de servicios que han irritado a los contribuyentes que cada vez pagan más.

La gente se ha ido enterando de lo que hay en la "reforma" de salud.  No es que sea muy complicada para que el público la entienda.  Es que hiede a rata putrefacta.

Obama parece que está con su cabeza en otra parte e insiste en que con gestos bipartitas se libra de sus responsabilidades.  Quiere nombrar una comisión de los dos partidos para que propongan medidas de control de presupuesto mediante la revisión del código de rentas internas y los programas de servicios sociales, mientras no dice nada de los gastos militares. De hecho, su presupuesto de Defensa para el año fiscal pasado agradó mucho a la industria de guerra.

Massachussetts no es un estado anti-impuestos y antes servicios sociales.  Hace poco un referendo para reducirlos no logró favor mayoritario. Entonces debe ser que la gente está harta del mal uso de fondos públicos, de los políticos demócratas de discursos lindos que denuncian el cabildeo y el control político de los grandes intereses y  la guerra, pero sólo cuando están en la oposición.  ¿Por qué habría que creerle menos a un republicano que a un demócrata?  Según experiencias recientes, parece hay la misma probabilidad de que un republicano y que un demócrata gobiernen para el pueblo.

El poll de Move On demuestra que los electores no se han movido a la derecha, como quieren interpretar algunos. El documentalista Robert Greenwald argumenta que los novedosos Tea Partiers no son tontos útiles de los think tanks de derecha tampoco.  La falta de acción por los demócratas explica por qué perdieron esta elección.

La gente no quiere más programas de rescate o bailouts se llamen TARP que son para los bancos o ARRA que son, supuestamente, para el público.  Desde principio se opusieron al primero.  Un año después saben que el rescate a la banca no ha relajado el crédito.  Sólo han concentrado el poder financiero aun más.  Los fondos del segundo programa se los han comido la burocracia federal y  las estatalas y los que tienen las conecciones políticas para conseguir los contratos.  Nunca llegan a la gente común que los costea a fin de cuentas.

Obama quiere renombrar a Bernanke a pesar de la oposición general.  Ahora la victoria de Brown en Massachusetts ha puesto a algunos senadores a reconsiderar.  Es un gesto vacío para salvar cara.

Obama atiende más a los generales que a su pueblo.  Hoy sigue pidiendo más para la guerra.
Mientras los fondos de seguridad social se agotan y van a la quiebra. 

La carga impositiva pesa sobre los que  tienen menos riqueza y poder.  El desarrollo secular de los impuestos en EEUU habla toneladas de cómo la responsabilidad por echar el país hacia adelante ha recaído en los que tienen cada vez menos.

La decepción con el Estado de Big Brother crece y se constituye en una contracorriente  del que brotan grupos independientes, entre los que  los difamados Tea Parties son apenas un ejemplo.  El sector de votantes independientes crece también y adquiere mayor importancia electoral, a veces decisiva, . Una reciente encuesta de ABC/WaPo mostró que la mayoría de los ciudadanos prefieren un estado más pequeño y menos servicios, señal de que la gente no concuerda con la administración de los fondos públicos y los presupuestos deficitarios que habrán de cargar en el futuro. Una de las preocupaciones es la creciente burocracia federal y estatal que consume los recursos fiscales en proporciones cada vez mayor.  En EEUU como en Puerto Rico hay una agria discusión en torno a la deseabilidad de mantener montones de empleos públicos, con sus privilegiados calendarios de trabajo, excelentes pensiones y planes médicos financiados a costa de los impuestos de generaciones presentes y futuras, aun en tiempos muy difíciles para la mayoría.  No es que la gente no quiera aportar al mantenimiento de los programas sociales, sino que no creen que lo deben pagar sólo los que menos tienen y saben que no existe  una estructura impositiva con capacidad para hacer recaudos de manera proporcional, justa y eficiente entre todos los sectores económicos.  En la realidad, como ha quedado demostrado por la experiencia con Obama, el welfare es para los muy pobres (para que se queden ahí) y para los muy ricos (para que se mantengan ahí también) y lo que están entremedio trabajando, o perdiendo sus empleos, que paguen la factura. 

La gente tiene coraje y eso incluye a republicanos,  a demócratas y, sobre todo, a los independientes cansados del juego de turnos al bate del sistema bipartita.  La gente no quiere que el Congreso sea republicano, pero tiene coraje con los demócratas.  En general la gente no aprueba el manejo de Obama de la economía, el terrorismo, la política exterior, y las políticas de programas de salud.  La gente está defraudada y reclaman otro arreglo social. Y eso es lo que dicen las encuestas y lo que dirá la gente cada vez que tenga una oportunidad de votar que es la única manera que los políticos escuchan. Robert Reich, ex secretario del Trabajo de Clinton lo describe bien cuando comenta de los tea partiers.

No es extraño que los demócratas y sus analistas culpen a la derecha, a los Tea Party, a los conservadores de todas las persuasiones, pero como dijo Chris Hedges en septiembre:
La derecha no está en error.  No es el problema.  El problema somos nosotros. Si no conectamos con la ira justificada que arropa a la nación, si no empujamos militantemente contra el fraude corporativo y las guerras imperiales que no podemos ganar ni sostener, el vacío político que habremos creado será ocupado por lunáticos de derecha y protofascistas.  Los malhechores heredarán el poder no porque son astutos sino porque nosotros somos débiles e ineptos.
El asunto del espionaje a ciudadanos es otro que no ha mejorado bajo Obama, quien como senador y luego de asegurarse la candidatura demócrata votó a favor de la inmunidad para las telecomunicadoras que violaron la ley FISA.  El Departamento de Justicia sigue pidiendo y logrando que los tribunales desestimen los litigos por espionaje ilegal de ciudadanos.  Y a un año de gobierno, el pueblo no encuentra un área de importancia en el que la administración de Obama haya comenzado a realizar cambios serios y verdaderos.  O que, siquiera, haya dado una pelea por ellos.

Massachussetts puede ser preludio de otras derrotas.  Si Obama no cambia su derrotero y resulta un presidente de un término, existe una buena probabilidad de que la derecha neofascista ocupe el vacío político y nos encontremos bien cerca de la tormenta perfecta.

2 comentarios:

Ivonne Acosta Lespier dijo...

Tremendo resumen, muy informativo. Obama ha dado la señal de que no le importa ser un "one term president". A lo mejor le interesa más ser un buen ex presidente, a lo Carter. Suena a "Aprés moi le déluge"..

Myrisa dijo...

Pues hay que llenarle a Obama el cuarto de agua antes.