La semana pasada el Magacín Primera Hora, en alusión a un incidente en el que unos jóvenes quemaron una bandera de PR en Carolina del Sur, reportó comentarios de Eduardo Morales Coll, presidente del Ateneo Puertorriqueño, en los que expresó que “la motivación en situaciones de esta naturaleza ‘es racista’”. Morales Coll añadió que ese incidente “[e]s una expresión más del sentimiento en contra de otras culturas que tiene la mayor parte de los estadounidenses”.
Al leer el escrito me pareció muy interesante la rapidez con la que Morales Coll aprovechó la oportunidad para hacer imputaciones de racismo. En primer lugar, según surge del mismo escrito, no fue sino hasta que la periodista le preguntó al respecto que Morales Coll se enteró del suceso. Por lo tanto, es evidente que éste no tenía elementos de juicio para llegar a una conclusión sobre la motivación de los perpetradores. En segundo lugar, Morales Coll ha participado en varias actividades en las que se han quemado banderas estadounidenses. Y aunque quizá él no haya estimulado el acto, nunca le he escuchado tildar de “racistas” a quienes ven en la quema de la bandera estadounidense una forma legítima de expresión política. Además, ¿acaso el hecho de que Morales Coll se valió de la ocasión para generalizar y decir que “la mayor parte de los estadounidenses” alberga “sentimiento[s] en contra de otras culturas” no revela sus propios prejuicios sobre la población de EEUU?
La reacción de Morales Coll ejemplifica una actitud de la que no se habla mucho pero que, ante la bancarrota ideológica del neo-nacionalismo puertorriqueño (sector que NO se limita al independentismo ni tampoco incluye a todos los independentistas), se ha convertido en una de las armas favoritas de algunos de sus miembros quienes, irónicamente, mediante el frecuente uso de ese razonamiento a menudo dejan ver sus propios prejuicios. Éstos magnifican todo incidente racial que ocurre en EEUU y continuamente reprenden a todos los integrantes de la sociedad estadounidense bajo la premisa de que la mayoría de los residentes en EEUU son racistas.
Lo irónico es que, con el fin de demonizar a todo el pueblo estadounidense ,fanáticos como Morales Coll prefieren ignorar incidentes que sugieren que actualmente la sociedad puertorriqueña es más tolerante con el racismo que la estadounidense. Por ejemplo, yo no recuerdo que alguna de las personas que comentan a través de los medios tradicionales en PR reprochara las expresiones abiertamente racistas que hiciera Luis Francisco Ojeda contra Barack Obama en noviembre de 2007. Según comentó Ojeda en esa ocasión, Obama no lograría la candidatura a la presidencia de EEUU: “a menos que el gobierno, el pueblo norteamericano no haya descendido a tal punto: primero que acepte un candidato negro, segundo que acepte un candidato con el historial que tiene, con un nombre relacionado con el terrorismo, Barack Hussein Obama, con un origen que está muy distante de lo que quisieran los americanos para un candidato a presidente.” Éste, además, criticó a los “PNPs y Populares [que] se arrodillaron ante un tipo que es hasta negro”. Esa actitud de indiferencia ante las expresiones de Ojeda dista mucho de la reacción en EEUU, por ejemplo, a los comentarios de Rush Limbaugh en octubre de 2003 y a los de Don Imus en abril de 2007. Ello, en fin, demuestra cómo algunos nacionalistas, con tal de promover su agenda prejuiciada contra los estadounidenses, aprovechan cualquier oportunidad para ignorar lo mucho que han mejorado las relaciones raciales en la sociedad norteamericana y con ese propósito en mente parecen estar dispuestos a ignorar las expresiones racistas cuando éstas las hace algún puertorriqueño (siempre y cuando éste no sea estadista, claro está).
Al leer el escrito me pareció muy interesante la rapidez con la que Morales Coll aprovechó la oportunidad para hacer imputaciones de racismo. En primer lugar, según surge del mismo escrito, no fue sino hasta que la periodista le preguntó al respecto que Morales Coll se enteró del suceso. Por lo tanto, es evidente que éste no tenía elementos de juicio para llegar a una conclusión sobre la motivación de los perpetradores. En segundo lugar, Morales Coll ha participado en varias actividades en las que se han quemado banderas estadounidenses. Y aunque quizá él no haya estimulado el acto, nunca le he escuchado tildar de “racistas” a quienes ven en la quema de la bandera estadounidense una forma legítima de expresión política. Además, ¿acaso el hecho de que Morales Coll se valió de la ocasión para generalizar y decir que “la mayor parte de los estadounidenses” alberga “sentimiento[s] en contra de otras culturas” no revela sus propios prejuicios sobre la población de EEUU?
La reacción de Morales Coll ejemplifica una actitud de la que no se habla mucho pero que, ante la bancarrota ideológica del neo-nacionalismo puertorriqueño (sector que NO se limita al independentismo ni tampoco incluye a todos los independentistas), se ha convertido en una de las armas favoritas de algunos de sus miembros quienes, irónicamente, mediante el frecuente uso de ese razonamiento a menudo dejan ver sus propios prejuicios. Éstos magnifican todo incidente racial que ocurre en EEUU y continuamente reprenden a todos los integrantes de la sociedad estadounidense bajo la premisa de que la mayoría de los residentes en EEUU son racistas.
Lo irónico es que, con el fin de demonizar a todo el pueblo estadounidense ,fanáticos como Morales Coll prefieren ignorar incidentes que sugieren que actualmente la sociedad puertorriqueña es más tolerante con el racismo que la estadounidense. Por ejemplo, yo no recuerdo que alguna de las personas que comentan a través de los medios tradicionales en PR reprochara las expresiones abiertamente racistas que hiciera Luis Francisco Ojeda contra Barack Obama en noviembre de 2007. Según comentó Ojeda en esa ocasión, Obama no lograría la candidatura a la presidencia de EEUU: “a menos que el gobierno, el pueblo norteamericano no haya descendido a tal punto: primero que acepte un candidato negro, segundo que acepte un candidato con el historial que tiene, con un nombre relacionado con el terrorismo, Barack Hussein Obama, con un origen que está muy distante de lo que quisieran los americanos para un candidato a presidente.” Éste, además, criticó a los “PNPs y Populares [que] se arrodillaron ante un tipo que es hasta negro”. Esa actitud de indiferencia ante las expresiones de Ojeda dista mucho de la reacción en EEUU, por ejemplo, a los comentarios de Rush Limbaugh en octubre de 2003 y a los de Don Imus en abril de 2007. Ello, en fin, demuestra cómo algunos nacionalistas, con tal de promover su agenda prejuiciada contra los estadounidenses, aprovechan cualquier oportunidad para ignorar lo mucho que han mejorado las relaciones raciales en la sociedad norteamericana y con ese propósito en mente parecen estar dispuestos a ignorar las expresiones racistas cuando éstas las hace algún puertorriqueño (siempre y cuando éste no sea estadista, claro está).
4 comentarios:
y cual es el proposito/expresion politico por estos jovenes quemar la bandera? tambien estan en contra de anibal? por represalia por los comentarios de ojeda?
por favor...
Saludos Terouc:
Llegué a leer el comentario de Coll: "Es una expresión más del sentimiento en contra de otras culturas que tiene la mayor parte de los estadounidenses" en el Magacín hace unos dias y a decir verdad me disgustó.
Es cierto que hay racistas acá en los Estados Unidos, y de los malos, pero de ahí a decir "mayoría", me parece que está fomentando un estereotipo. No veo ninguna diferencia entre hacer ese tipo de comentario y lo que muchos estadounidenses dicen de nosotros, dejándose llevar por la mala conducta de varios de nuestros compatriotas en los Estados Unidos.
Yo llevo 9 años en Estados Unidos y en verdad no he sentido rechazo en mis interacciones diarias. A lo mejor tenga que ver con donde vivo, ya que Austin, Texas es una ciudad con muchísima diversidad y con alto índice de educación. También he estado en otros sitios y salvo en bien contadas ocasiones he sentido que me tratan con respeto. Cuando escucho comentarios como los del Coll me disgusta, porque pienso en todos los amigos estadounidenses que tengo acá y como siempre me han recibido en sus casas y tratado con cariño y con respeto y siento que es una falta de respeto hacia ellos. Para mí Estados Unidos no es un ente abstracto, yo tengo personas con quien asociar el país.
Es por eso mismo que creo que para Morales Coll y otros es fácil hacer ese tipo de expresión, ya que viven en Puerto Rico y no hay una interacción diaria con las personas que viven en Estados Unidos. Si no conocen a nadie puedo entender como es bien fácil ver a Estados Unidos como este ente abstracto y maligno, especialmente si ya le tienes como dicen por ahí, ganas, por razones políticas. A lo mejor si hubiera una interacción diaria con estadounidenses, verían el lado humano, y no harían ese tipo de expresión.
Para aclarar, no estoy diciendo que todos los estadounidenses son ángeles de Dios. Hay una buena cantidad de racistas, y hay sitios de Texas que yo no me asomaría ni a buscar monedas de oro. Pero sí creo que la mayoría de los estadounidenses son buenas personas. Desgraciadamente, los ignorantes son los que forman los escándalos y eso es lo que la gente de fuera ve. Solo ven las banderas quemadas, pero no ven al estadounidense que te invita a su casa y te da su amistad, que es un evento muchísimo más frecuente.
solo joe—Saludos. Yo no sé qué motivó a los jóvenes a los que se les imputa haber quemado la bandera. El punto es que—según surge de lo publicado—Morales Coll tampoco sabía. Es por ello que el hecho de que éste utilizó la oportunidad para demonizar a “la mayor parte de los estadounidenses” imputándoles albergar un “sentimiento en contra de otras culturas” sólo evidencia su oportunismo político dirigido a promover su idea del nacionalismo mediante el rechazo generalizado a la población de EEUU. Cuando menos, ese comportamiento demuestra o su prejuicio en contra de los estadounidenses o una actitud de que, ante la bancarrota de su planteamiento ideológico, el fin justifica los medios. Además, la hipocresía se refleja en la actitud de silencio ante la quema de otra bandera mientras se arma un escándalo y se generaliza por nacionalidad cuando se quema la puertorriqueña, así como en la pasividad ante comentarios abiertamente racistas que en ocasiones se esbozan impunemente en PR.
Cézar—Saludos. Muy de acuerdo contigo. Sólo difiero en tu sugerencia de que los comentarios de esa índole son producto de la ignorancia. Puede que en algunas ocasiones eso sea verdad. Pero en el caso de Morales Coll, él es una persona que ha viajado bastante y ha interactuado con muchísimas personas de EEUU dentro y fuera de esa Nación. Creo que en esta ocasión los comentarios fueron malintencionados y no producto de la ignorancia.
Por cierto, hoy me topé con un par de ejemplos más de ese razonamiento prejuiciado que usan algunos neo-nacionalistas. En un programa mañanero, Héctor Pesquera y Charlie Hernández concedieron en que el hecho de que agentes del FBI se personaron ayer en la mañana a las residencias de Héctor Ferrer y José Luis Dalmau, y que presuntamente “jamaquearon” el portón de la casa del primero, evidencia un abuso que demuestra a su vez que debemos exigir la salida de las agencias federales de PR. Ciertamente, el uso excesivo de la fuerza es deplorable venga de donde venga. ¿Pero por qué estos tipos no hacen el mismo planteamiento cuando la policía puertorriqueña destruye propiedad y reparte galletas a diestra y siniestra? ¿Acaso en esas situaciones ellos proponen eliminar la policía de PR? Otra vez creo que la explicación es lógica: puro prejuicio.
Basado en el mismo incidente ese portaestandarte del buen comentario político radial llamado Inés Quiles expresó que el hecho de que los agentes federales se personaran temprano en la mañana a la casa de esos legisladores confirma que los estadounidenses son voyeristas. ¡Wow, tremendo análisis político! (Eso sin mencionar el hecho de que la mayoría de los agentes del FBI que trabajan en PR son puertorriqueños por lo que, además de racista, el comentario es desatinado). Tremendos integrantes que tiene ese Ateneo Puertorriqueño.
A los jóvenes responsables del asunto les cabe acusarlos de daño a la propiedad. Fuera de eso, no tiene sentido la discusión. En Puerto Rico se tiende a exagerar la importancia de los símbolos y se descuida lo sustancial. A los neonacionalistas superdupersensibles con la bandera les recordaría lo que dijo Betances cuando, a finales de siglo 19, Antonio Vélez Alvarado le escribió que los puertorriqueños en New York habían diseñado una nueva bandera para Puerto Rico: “Lo
primordial es conseguir la independencia, después cualquier trapo serviría de
bandera”.
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