En primer lugar, tal y como ya habíamos comentado, el Departamento de Justicia de Obama ha decidido emular a la administración Bush al insistir en el “privilegio de secretos de Estado” como estrategia para mantener las demandas por violaciones a los derechos civiles y humanos fuera de las cortes federales. Así también, tal y como destaca el Times en su editorial de ayer, la administración Obama ha sido consistente en oponerse a que se realicen investigaciones formales sobre las violaciones de derechos civiles y humanos cometidas durante la administración Bush.
Hasta ahora, la orden de Obama que prohíbe los métodos más inhumanos de interrogación de prisioneros y que requiere que todo interrogatorio que lleven a cabo las agencias de inteligencia estadounidenses o las fuerzas armadas cumpla con las disposiciones del Army Field Manual (que requiere cumplimiento con los Convenios de Ginebra) representa uno de los pocos pasos positivos que ha dado el presidente en cuanto a este asunto. Pero esa orden fue emitida con la salvedad de que ese manual regirá los interrogatorios sólo “por ahora”.
Inclusive aquellas medidas que el Times ha identificado como positivas son de poca importancia real. En cuanto a la orden de cierre de centro de detención militar de Guantánamo, esa gestión, si bien tiene cierto valor simbólico, en términos prácticos, no adelanta mucho en el camino por restablecer los derechos individuales al sitial que merecen. Ello debido a que luego de la decisión del Tribunal Supremo de EEUU en Boumediene v. Bush, Guantánamo ya no es un lugar en el que el gobierno pueda mantener a los prisioneros fuera de la jurisdicción de las cortes federales. Por el contrario, el cierre de este centro de detención podría suplir la excusa perfecta para ubicar a los prisioneros que sean capturados en el futuro en centros de detención que sí estén fuera de la jurisdicción de los tribunales estadounidenses y así negarles el derecho a solicitar el auto de habeas corpus que a partir de Boumediene alcanza la base de Guantánamo. Después de todo, en su editorial el Times señala:
Mr. Obama’s lawyers did not seem to rule out indefinite military detentions forLlama la atención que en una entrevista reciente Ann Coulter expresó: “[Obama] he’s increasing the war in Iraq. He’s continuing the rendition. I think either he knew this all along or he got in, got the national security briefings and said I can’t let The New York Times run national security. That’s too dangerous. So I had high hopes for him the first few weeks, though the stimulus bill sort of dashed those.” Obviamente, a Obama todavía le queda bastante tiempo para adoptar una política de seguridad que se ajuste a las exigencias del estado de Derecho y respete los derechos civiles y humanos. Pero si la política de seguridad de la administración Obama va a ser una que satisface los deseos de Ann Coulter, entonces hang on, we may be in for a for a bumpy ride!
terrorism suspects and their allies. They drew a definition of association
with Al Qaeda that is too broad (simply staying in a “safe house,” for example).
Worse, they seemed to adopt Mr. Bush’s position that the “battlefield”
against terrorism is the planet. That became the legal pretext for turning
criminal defendants into lifelong military captives.
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1 comentario:
@Teruoc & Myrisa:
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