2009-03-17

La tergiversación nacionalista del derecho a la libre determinación: Primer post en reacción a las posturas de Elco Lao

La tergiversación nacionalista del derecho a la libre determinación: Primer post en reacción a las posturas de Elco Lao

A raíz de un debate que he sostenido por los pasados días con el compañero bloguero Elco Lao, se me ocurrió publicar aquí una versión del último comentario que le envíe. El debate surgió a raíz de un post en el que Elco expresó que el juego de béisbol en el que PR derrotó 11-1 al equipo de EEUU representó de las pocas “veces que en la colonia vemos derrotada a la Metrópoli.” Mi reacción incluyó el siguiente comentario: “Yo también me disfruté muchísimo la victoria de PR. … Pero decir que el resultado equivale a una “victoria de la colonia sobre la metrópoli” es una terrible exageración. Chill dude, it’s only a GAME. Es puro entretenimiento, y a fin de cuentas de muy poca importancia.”

Hice ese comentario porque, entre otras cosas, me parece hay que poner estos eventos en justa perspectiva. Uno se disfruta mucho los deportes, pues son una buena manera de despejar la mente un rato y proveen excelentes oportunidades para reunirse con amistades y disfrutar en grupo. Pero debemos tener cuidado al evaluar su importancia y no atribuirle significancia política exagerada (simbólica o de otro tipo) al resultado de un partido. Después de todo, si le imputamos a un mero juego más relevancia de la que merece, caemos en el tipo de fanatismo que llevó a Noam Chomsky a comentar en una ocasión que “Sports play a societal role in engendering jingoist and chauvinist attitudes. They’re designed to organize a community to be committed to their gladiators."

Luego de que intercambiáramos varios comentarios adicionales en los que diferimos sobre la insistencia de Elco de que la razón por la que la inmensa mayoría de puertorros no somos independentistas es que somos pueblo “acomplejao”, Elco le dedicó un post a su reacción a mis comentarios—entrada en la que además aclaró que Myrisa, la otra colaboradora de En el país de los ciegos…, “no se expresa en estos términos” (whatever that means, lol). No pretendo reaccionar aquí a todo lo que considero incorrecto de lo que comentó Elco como parte de nuestro intercambio (que es bastante). Los comentarios de ambos están disponibles en su blog (y pueden ser examinados por cualquier persona con suficiente insomnio). Pero sí deseo dedicarle varias entradas a los aspectos que considero más importantes sobre mis diferencias con las posturas nacionalistas que defendió Elco.

En esta primera reacción atiendo brevemente—y en conjunto—dos de los argumentos empleados por Elco en su último comentario. Ambos son, a mi juicio, argumentos que los nacionalistas constantemente repiten en los medios de comunicación puertorriqueños y cuya solidez, de ordinario, la prensa no cuestiona. En el futuro cercano atenderé a otros argumentos utilizados por Elco que considero incorrectos y que evidencian la debilidad de los argumentos nacionalistas en PR.

El primer argumento lo resumió Elco al decir que en PR hace falta romper con el “régimen de subordinación política… y que esta condición no se dio en un vacío sino que ha sido parte de una agenda política de dominio por parte de la Metrópoli, y que ello implica la separación de ESE régimen colonial por medio de la independencia, por ser esto un derecho reconocido internacionalmente”. Confieso que esa oración no me parece del todo clara. Pero si me dejo llevar por el discurso independentista usual, me parece que Elco repite la acomodaticia teoría de los nacionalistas que (sin decirlo claramente) propone que el derecho a la libre determinación implica, no un derecho, sino una OBLIGACIÓN de los puertorriqueños y de la comunidad internacional a favorecer la postura independentista. El segundo argumento se refiere a otra de las falacias que a los independentistas les encanta repetir. Aquella que compara la promoción de la independencia de PR con la lucha contra la esclavitud.

El problema con el primer argumento es que existe una evidente contradicción en hablar de libre determinación y a la vez reducir esa “libertad de los pueblos para decidir su futuro político” a una sola opción, especialmente si se trata de la opción rechazada por mas del 95% del pueblo con derecho a escoger. Y decir que es “reconocido internacionalmente” que para poner fin a la situación colonial de un pueblo es indispensable la independencia es otra falacia que muchos nacionalistas repiten como el papagayo.

En cuanto al segundo argumento, la comparación de la promoción de la independencia de PR con la lucha contra la esclavitud no aguanta el más mínimo escrutinio. En el caso de los esclavos (así como el de las víctimas de las leyes segregacionistas Jim Crow), la violación crasa de derechos humanos consistía en la privación del derecho a participar en la toma de decisiones políticas a la misma vez que se les trataba como criaturas sub-humanas. Por ende, los esclavos (y luego los segregados) no sólo estaban subordinados a las decisiones políticas tomadas por otros sectores de la población sino que además se les negaban los más elementales DERECHOS INDIVIDUALES que tiene toda persona por su condición de ser humano. Pero esa privación de derecho humanos individuales no existe al decir que corresponde al pueblo, en el ejercicio de su derecho a la libre determinación, decidir el estatus político de su preferencia, aún cuando la decisión no satisfaga a los miembros de la minoría.

Lo que es más, si se insiste en hacer una comparación entre el caso de PR y la lucha contra la esclavitud, y en el análisis incluimos la acomodaticia interpretación de los independentistas sobre el significado de libre determinación, es evidente que la actitud del nacionalismo es la que más se asemeja a la de los esclavistas. En primer lugar, son los nacionalistas los que en PR insisten en que las decisiones políticas se tomen a base de consideraciones étnico-raciales (ejemplo, la postura segregacionista de “o yanquis o puertorriqueños”). Además, el Derecho internacional sobre la libre determinación (que nace de normas de Derecho consuetudinario recogidas en las resoluciones 1514, 1541 y 2625 de la Asamblea General de la ONU y que como cuestión jurídica TIENEN que leerse en conjunto) reconoce que la independencia, algún tipo de libre asociación o la incorporación al Estado gobernante en igualdad de condiciones que los demás integrantes del mismo (en el caso de PR, la estadidad) son todas alternativas descolonizadoras. Por ende, a través de cualquiera de ellas un pueblo puede ejercer su derecho a la libre determinación. Ello ha sido reconocido no sólo por la práctica en el Derecho internacional sino también mediante opinión de la Corte Internacional de Justicia que además ha destacado que la libre determinación “requires a free and genuine expression of the will of the peoples concerned.”

Se trata, entonces (al igual que el derecho a no ser esclavizado) de un derecho natural. La diferencia es que este derecho le corresponde ejercerlo al PUEBLO y no a INDIVIDUOS. La violación del derecho a la libre determinación se comete mediante la imposición de una opción de estatus político que la mayoría de ese pueblo no desea. Por ende, ese derecho sería violentado mediante la imposición de una formula política que los puertorriqueños están ya cansados de rechazar. En ese sentido, la constante insistencia de los nacionalistas de que PR tiene que ser independiente, no porque los puertorriqueños quieran sino porque así lo establecen documentos adoptados por foros que no responden a la voluntad de los puertorriqueños, refleja una actitud muy parecida a la del esclavista. Esa es la actitud que los independentistas asumen al insistir en resolver el problema del estatus de PR a base de las expresiones vertidas en las resoluciones del Comité de Descolonización (o Neo-colonización) de la ONU o la Declaración de Panamá, entre otros embelecos, y no a base de la voluntad popular que es el único mecanismo a través del que un pueblo ejercer sus derechos.

Lo que es más, a pesar de que los nacionalistas rehúsan reconocerlo, el Comité de los 24 NO aplica el Derecho internacional sobre la libre determinación sino que se dedica a emitir decisiones a base de consideraciones políticas (en el caso de PR en detrimento del deseo del pueblo afectado). Tal y como señaló una comentarista temprano en la década del 1980, la politización de ese comité ha quedado al desnudo, entre otras cosas, por su insistencia en la independencia de PR a pesar de que el Derecho internacional reconoce múltiples alternativas mediante las que un pueblo puede ejercer su derecho a la libre determinación y a pesar de que existe evidencia irrefutable de que la población puertorriqueña NO quiere la independencia. Michla Pomerance, “Self-Determination in Law and Practice: The New Doctrine in the United Nations” (1982), p. 27.

Es decir, mediante sus acciones, muchos defensores de la independencia (los nacionalistas de PR, el Comité de los 24, los firmantes de la Declaración de Panamá) se autodenominan iluminados con derecho divino a imponerle a los puertorriqueños un estatus político rechazado por la abrumadora mayoría de quienes vivirán con las consecuencias de cualquiera que sea la opción de estatus que prevalezca a fin de cuentas. Éstos a menudo justifican su comportamiento con argumentos que parecen sugerir una especie de selección natural que provee la base de la superioridad independentista sobre el grueso de la población puertorriqueña. Esa actitud es análoga a la del esclavista, para quien la opinión de los afectados es irrelevante frente al criterio de esos “escogidos” a los que la naturaleza les ha bendecido con el monopolio de la razón. ¿Será casualidad que en las últimas décadas ha salido a relucir que los aliados del nacionalismo en el Congreso de EEUU son usualmente legisladores reaccionarios, quienes basan su apoyo a la independencia en que “somos gentes distintas”?...

4 comentarios:

gonzalez dijo...

Hermano, qué mezcolanza. (See http://www.useit.com/alertbox/9710a.html)

Salut

Z. Teruoc dijo...

Well, perhaps, “I have made this letter longer than usual, only because I have not had the time to make it shorter.”—Blaise Pascal. Lol.

Myrisa dijo...

Diré como le contestó Michael Moore a Wolf-CNN cuando le quiso cortar el pensamiento durante una entrevista: "I don't speak in sound-bites".

Pero la página que ofrece Gnlez. es útil. En Paisciego siempre nos hemos cuidado de ofrecer fuentes y referencias en las que puede corroborse la información que ofrecemos. Las opiniones son nuestras.

Myrisa dijo...

Este fue mi comentario en la entrada de Peripecias a la que Z.T. hace referencia en este post:

No veo lo particular a que C. Dion- siendo canadiense cante "God, bless America". Ella es una cantante con una gran plaza en EEUU. Aquí vino una vez el español Raphael y cantó "Lamento borincano". Muchos cantantes de moda de visita en la Isla incluyen en sus conciertos piezas de aquí. No vería mal que Ednita interpretara "La Marsellesa" en un evento en Francia.

"Verde luz" es una danza muy linda, es buena composición y, por sus méritos, el pueblo la ha incorporado al repertorio popular puertorriqueño. No veo nada especial en que Cantata Coral interprete "Verde luz", ni me atrevería a señalar un ánimo nacionalista en su interpretación. No creo que el grupo se haya limitado a reclutar a "nacionalistas"; tendría que pensar que su criterio no es la calidad artística sino otro. Además, veo en su webpágina que su repertorio es internacional e incluye obras en inglés que se prestan a la interpretación coral. La música es patrimonio internacional. El romanticismo produjo un momento "nacionalista" en la música clásica en que los compositores se inspiraron en las leyendas y el folclor local. El alemán Wagner es un ejemplo. Entonces, lo agarró un desquiciado como Hitler y lo quiso convertir en otra cosa. ¡Pobre Wagner, el aprecio de su obra ha sufrido injustamente el recuerdo colectivo de esta asociación forzada! Hay que ejercer juicio riguroso al trasladar manifestaciones de la literatura, las artes y los deportes a las luchas políticas o a la conciencia política del pueblo.
Me perdona mi amigo Elco, pero no logro descubrir una ánimo nacionalista ni de conciencia de colonia v. metrópoli en el entusiasmo que sentimos los puertorriqueños cuando vemos a nuestro equipo jugar contra otro, particularmente contra el de EEUU. Pero rehuso asignar una explicación de nacionalismo reprimido a esta emoción o como decían algunos viejos nacionalistas cuando yo era universitaria que en PR había ley seca el día de las elecciones porque, de lo contario, ganaba la independencia. ¿Independentistas a 80 grados pruebas? No tardaba en recordar el estribillo aquel de la canción de Los Panchos: "Borracho no vale..."
He notado la misma emoción que siento hacia el equipo de PR, entre la fanáticada de los Red Sox de Boston, digamos frente a los Yankees. De hecho, me divirtió conocer que existe todo un montaje virtual sobre un Red Sox Nation con la que se identifican los residentes de Massachussetts y estados limítrofes, que incluye toda una parafernalia de pasaportes, banderas, colores, certificados de ciudadanía, etc. No conozco de una fiesta popular más espontánea y concurrida que la que se da en las calles de Boston con motivo de una victoria de los Red Sox.
En general, los puertorriqueños nos sentimos felices cuando destaca un equipo de juegos, deportista, artista y ahora un astronauta de origen puertorriqueño. Se trata de una reacción saludable. No faltaba más que no me entusiasmara el triunfo de mi escuela, universidad o vecindario en una competencia deportiva. Este sentimiento de "tribu" ha sido ampliamente estudiado por especialistas en conducta humana. Proviene de estadios antiguos en que la sobrevivencia humana dependía de su grupo consanguíneo. La "tribal" fue la primera conciencia humana. Permanecen vestigios de ésta en nosotros, modificada y expresada como el amor a lo familiar y a ciertos gestos y códigos que definen a los de un lugar. Esta conciencia se expandió y transformó conforme las formas de producir extendieron la navegación y comunicación entre tribus y pueblos. Llegamos al siglo 21 y la humanidad posee increíbles fuerzas de producción que hacen posible la comunicación entre los pueblos a partir de las experiencias históricas propias. Nadie niega que Puerto Rico constituye una nacionalidad, tenemos un territorio común, con un idioma de habla de curso común que es el español de PR, con una literatura y artes que describen nuestra experiencia particular, compartimos algunos códigos que provienen de esta experiencia - algunos positivos otros no- y ciertamente pesa sobre nuestra memoria la experiencia colonial, primero con España, luego con EEUU y nuestro deseo colectivo es cada vez más que el problema de la soberanía de Puerto Rico se resuelva.
Pero donde parten Z. T. y Elco es en la interpretación de la situación actual. Tengo que coincidir con Z. que la emoción de ver a PR ganar NO es una manifestación de nuestro nacionalismo sano reprimido por fuerzas nefastas del exterior. Ni que la victoria de PR sobre EEUU en el primer juego fue una victoria de la colonia sobre la metrópoli. Primero, porque no es en esta arena que se resuelve el problema de la soberanía. Segundo, porque la mayoría de los jugadores que nos dieron la victoria no favorecen la independencia, como tampoco la mayoría de la fanaticada de Puerto Rico. Tercero, porque, si lo primero fuera cierto, tendríamos que hablar también de un oculto deseo de lucirse pero sin ganar del todo frente a los estadunidenses para que la posible victoria no sea interpretada como un ejercicio de autodeterminación política. Absurdo, ¿verdad?
Coincido con Tres Pasitos en que prefiero "Take me out to the ballgame" como el himno de los juegos. Es más propio del juego. Pero el 9/11, entre otras cosas, revolcó un desagradable ánimo nacionalista en los estadunidenses (de todas las nacionalidades y razas) que estaba bastante superado y que fue explotado para justificar las guerras de agresión en Irán y Afganistán.
A Anónimo le comento: el argumento de la separación por razas en EEUU es una generalización obsoleta. Ciertamente, pesa en la conciencia de las diversas razas y nacionalidades la memoria de una sociedad segregada. Pero hay que ir a lo concreto y específico a la hora de señalar situaciones actuales. Si vas a NYC verás una situación muy diferente a la que existe en las comunidades apartadas en las Apalaches. En DC, la capital, la mayoría es negra y pobre. En Gary, Indiana, la mayoría es blanca y pobre. En las universidades, donde los accesos tienen hoy otras causales, vemos una profusión de todo tipo de minoría y un relajamiento de los recelos raciales y nacionales, con sus excepciones, por supuesto. No estoy idealizando. Existe racismo en EEUU, pero existe también en PR. Pero no es el racismo de las primeras seis décadas del siglo 20. El movimiento de derechos civiles produjo un salto en la relación de las fuerzas sociales, equivalente al de la Guerra Civil, en importancia. Y desde entonces it's been a new ballgame. Tuvo razón el Dr. King cuando sostuvo frente a Malcolm X y los grupos del afronacionalismo que la solución no era una nación afroamericana, sino reclamar el espacio propio y común al resto de la sociedad estadunidense. ¿Será que King advirtió los fallidos nuevos estados africanos neocolonizados por el capital mundial? A fuerza de luchas personales y colectivas las "razas" y nacionalidades en "minoría" van encontrando su afirmación al interior de la sociedad general de EEUU.
En cuanto a la comparación de independencia y abolición de esclavitud, también tengo que pedir el análisis histórico concreto. A parte de que la independencia se refiere a una opción de organización colectiva y la abolición de la esclavitud se refiere al reconocimiento del derecho básico de un ser humano a la propiedad o titularidad de su cuerpo y a su actividad, la comparación aquí no sería entre independecia y esclavitud, sino entre coloniaje y esclavitud. La abolición de la esclavitud, aunque fue uno de los reclamos de los independentistas de Lares en el 1868, fue posible en el marco de la colonia española y fue obra de los esfuerzos de independentistas, autonomistas y españoles, y por supuesto, de los esclavos rebeldes. El problema del coloniaje o de la soberanía colectiva no es equivalente a la independencia. Lo que ha sido proscrito internacionalmente es el coloniaje y lo que no tiene que ver con modas es el derecho a la auto-determinación y a la soberanía del pueblo, que significa participar en las decisiones que le afectan y en la elección de quienes las hacen. Todos los pueblos tienen derecho a la independencia, si la quieren, si la piden, si la luchan y lo demuestran. Pero también tienen derecho a la opción que escojan para adquirir soberanía o allegarse mayores grados de soberanía. De manera que ni el principio anti-esclavista, ni el principio anti-colonial están obsoletos, mas (1) cada uno se refiere a esferas diferentes de la libertad humana e (2) independencia no es por fuerza, equivalente a la auto-determinación o al ejercicio de la soberanía popular.